MAESTRO MEZCALERO DON LUIS ARELLANES CRUZ

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Erase una vez, dos amigos listos (o no tan listos) para comenzar la aventura de sus vidas, parados frente a las puertas de un camino que parecía sacado de las historias mas rebuscadas de cualquier libro de nuestros abuelos.... mismo que nos llevaría las apoteósicas puertas del Palenque de Don Luis…  (sin albur) en fin, ya no había vuelta atrás. 

Erase una vez, la historia jamás contada, mal ponderada y nunca develada de dos personas que lo único que tenían en común, eran las ganas, el deseo, la pasión y el anhelo de encontrarse con lo desconocido, de ser entrevistados por el Guardián ante las puertas de la morada de Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl; de forjar una vida y una historia que nuestras generaciones venideras recuerden como algo… memorable. (loco... pero memorable) 

Esta, es la historia del los dos amigos del Mictlah y su nuevo Maestro… 

Siendo las 6:00 de la mañana prestos a la aventura, el grupo de cazadores de leyendas, catadores de jícara de mano, dispuestos a tomar el brebaje y elixir de vida y muerte, se enfilaron en la carretera que los llevaría a Oaxaca de Juárez, y más específicamente a un pequeño paraíso en la tierra: de nombre Santo y habitantes no tan santos, Santa Catarina Minas. 

En ese momento, ninguno de los dos sabían a lo que se enfrentaría ni a que Dioses o guardianes conocería… pero a primera vista entendieron que el camino, un camino sinuoso, con curvas, despeñaderos, acantilados, fallas geológicas, subidas, bajadas y más bajadas… realmente haría honor a dos cosas que les fueron quedando claras… la primera de ellas; el camino por si mismo era una aventura para poder llegar a las puertas del Mictlah, y segundo, que en efecto… sería un camino que les cambiaría la vida. 

"Creo que por fin hemos llegado" se daban ánimos el uno al otro, pensando que había terminado la prueba de los 4 años del Mictlah con camino de lava, almas en pena, llanto y soledad... Claro esta… creo que no habían visto nada así antes… y si dicen lo contrario, créeles la mitad, pero en fin…. 

Con los ojos tan abiertos como la misma luna llena de la noche previa, los dos amigos se presentaron frente al domicilio conocido del Maestro Don Luis Arellanes Cruz … quien ahora por respeto y enseñanza, denominaremos Maestro, pero para las siguientes líneas será nuestro querido amigo: Don Luis.

Hombre de pelo cano, barba inconfundible y sonrisa picara llena de vida y experiencias, los recibió a jicarazos, uno tras otro, ante la vista perdida de una gatita de tres colores, un pato y un guajolote bebe… nada más, nadie más, simplemente no era necesaria la presencia de absolutamente nada más. 

Don Luis los agasajó con una degustación interminable de pruebas y ensambles que desfilaban cual bailarinas en alguna película de fantasía… pero eso sí, con el jolgorio y la sonrisa y cuadernillo de notas en mano para no perder detalle de lo que uno de ellos llamaba "El Curso Avanzado de Mezcal" , los dos amigos dieron cuenta de toda cátedra. 

Don Luis simplemente fue transformándose poco a poco (o mucho a mucho) de un Maestro Mezcalero o vendedor de bebidas: a un amigo, a un maestro de enseñanza de cultura ancestral y de perfección en la elaboración y entrega que tiene con sus magueyes y sus mezcales. 

Elixir tras elixir, brebaje tras brebaje, leyenda tras leyenda, caminando por los terrenos agrestes llenos de agaves, magueyes, maderos y uno que otro animal que ya no distinguían si era real o mitológico o fantasioso, siguieron la platica y la comunión de vida y muerte. 

Don Luis: miembro activo de la AMMA (Asociación de Maguey y Mezcal Artesanal) maestro de varias generaciones y un hombre muy respetado en la zona, junto con su tío, Don Rufino, se han dedicado en cuerpo, mente y alma a la producción Ancestral de Mezcal, y hoy en día han estrechado los lazos con MEZCALES DEL MICTLAH para crear una bebida superior, única y genuina. 

Los maestros mezcaleros comenzaron cosechando agave ESPADIN (a. Angustifolia), una variedad que tarda de 5 a 8 años en desarrollarse, así como BARRIL (a. Karwinskii) semisalvajes que pueden tardar entre 8 y 20 años… una selecta Reserva, que hoy en día ponen a su deleitado alcance querido lector, a la manera del elixir de los MEZCALES DEL MICTLAH

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